La segunda entrada de esta serie la dedicamos al otro gran superhéroe del cómic, junto a Superman: Batman, por supuesto.
Creado también bajo el sello de DC Comics,
la primera aparición de Batman se produjo en 1939, solo un año después que la
de Superman, en Detective Comics.
Tuvo una primera adaptación a imagen
real en 1943, con el título “The Batman”,
que parece haber caído en el olvido. No así los 120 episodios,
correspondientes a tres temporadas, de la serie de televisión protagonizada por
Adam West que se emitieron entre
1966 y 1968.
Y hay que dejar pasar otros 20 años
hasta la primera adaptación a la pantalla grande, 50 después de su creación: el
Batman de Tim Burton.
Batman (1989)
Después del Superman de Christopher
Reeve, el siguiente éxito cinematográfico de un superhéroe en la gran
pantalla fue el Batman dirigido por Tim Burton en 1989.
Vino acompañado de una campaña de
marketing brutal por tierra, mar y aire, hasta el punto de que el logo que
identificaba la película del hombre murciélago, que aparecía en todas partes,
llegó a hacerse pesado.
Dibujo de Jiménez Corominas aparecido en Krazy Comics nº 1, Octubre de 1989 |
Pero sin duda logró su objetivo, y el
hype alcanzó tan altas cotas que el estreno no podía haber sido otra cosa que
un éxito.
Pero la producción no estuvo exenta
de riesgos, empezando por la elección de Michael
Keaton para encarnar al protagonista, quien tan solo había adquirido cierta
fama por interpretar al fantasma travieso de la fantástica Beetlejuice (Bitelchús)… dirigida por el propio Tim Burton, siendo
su anterior película. Recordemos que la película que catapultaría la carrera de
Burton, Edward Scissorhands (Eduardo
Manostijeras), no llegó a los cines hasta 1991, inmediatamente después de
Batman.
Si a ello unimos que la anterior
adaptación a imagen real era la serie pop de televisión de finales de los 60,
protagonizada por Adam West, los
seguidores del caballero oscuro se debatían entre el temor a una adaptación
risible y la esperanza de que se hiciera justicia a un personaje que,
precisamente en esa época, pasaba por uno de sus mejores momentos en el medio
que le vio nacer, con las obras The Dark Knight Returns (1987), The Killing Joke (1988) y Batman: Year One (1988) aún muy presentes.
Portada y página interior de Batman: The Killing Joke |
Dos viñetas extraídas de Batman: Year One (1988) |
Dos splash-page de Batman: The Dark Knight Returns (1987) |
La película contó, no obstante, con
un par de pesos pesados para demostrar que se iba en serio: Jack Nicholson como The
Joker, y Kim Basinger como interés
romántico del protagonista… y del antagonista, el Joker.
Al final el resultado fue una
película que en general gustó bastante, con un sabor netamente de cómic, con
toques de humor y con un Tim Burton
claramente reconocible, aunque algo moderado en comparación a futuras
producciones. El tono de la película juega un peligroso equilibrio entre la
parodia y el cine negro, y dependerá de cada espectador decidir si tiene éxito
en su empeño, o se pega un fuerte batacazo.
Creo que la película apenas resiste ser vista hoy día, porque los efectos especiales aún no estaban lo bastante desarrollados para lo que hoy estamos acostumbrados, y desde el punto de vista artístico, como digo, es un Burton descafeinado. Puede ser interesante para los seguidores del director que quieran conocer sus inicios, y para un público más bien juvenil.
Batman Returns (1992)
Batman Returns es la continuación
directa del Batman de 1989, repitiendo Tim
Burton en la dirección, y Michael
Keaton bajo la máscara.
Aquí Burton ya es un director que ha
dado la campanada después del bien acogido Batman, y la original y
personalísima Edward Scissorhands (Eduardo Manostijeras), que sorprendió a la
crítica y fue muy bien acogida por el público.
Así, tras constatar el éxito de la
primera parte, Batman Returns tiene
mayor presupuesto, y Burton plena libertad para jugar con él, con lo que se
convierte un film prototípico del estilo Burton, a diferencia de la primera de
la serie, que como dijimos es un Burton algo descafeinado.
Batman Returns es
mucho más oscura y gótica, con Burton dando rienda suelta a sus obsesiones por
las fábulas macabras de estética grotesca. No en vano uno de los principales
antagonistas de Batman será el Pingüino,
encarnado aquí por un Danny de Vito irreconocible
bajo su caracterización, en una versión grotesca y horripilante en la que el
rasgo que le distingue en los cómics, una enorme nariz puntiaguda, no es la
más chocante de sus deformidades.
Otro enemigo de Batman será encarnado
por Christopher Walken, quien toma el papel de Max Shreck, personaje original de la película; un magnate que viene
a ser una especie de contrapartida maligna de Bruce Wayne.
Por último, entre los villanos
destaca Catwoman, interpretada por Michelle Pfeiffer, quien sin duda se
lleva el mejor de los papeles.
Dado que se trata de un Burton
“puro”, fácilmente será del agrado de los seguidores del trabajo del director;
a la vez que puede resultar de difícil digestión para los que no le tengan
entre sus preferidos.
Si el primer Batman lo recomendamos
para público juvenil, esta secuela es tan oscura que entendemos que debe
dirigirse a un público ya más mayorcito.
Batman Forever (1995)
Visto que la cosa funcionaba en
taquilla, se decidió continuar con la saga, y Batman Forever se considera continuación directa de las dos
anteriores, si bien casi lo único que la une con ellas es el actor que interpreta
a Alfred, el mayordomo de la Mansión Wayne, y el hecho de que se da por
sobreentendido el origen de Batman y todo lo que pasa en las pelis anteriores;
sin que en realidad se haga referencia significativa a ellas. Y de hecho, hay
importantes detalles que alteran la continuidad,
pero se pasan por alto descaradamente.
De entre esos cambios, el de
director. Esta película y la siguiente serían dirigidas por Joel Schumacher, quien venía de
encargase de la excelente Falling Down
(Un Día de Furia) y la interesante The
Client (El Cliente), con lo cual la calidad parecía garantizada.
También se cambió al protagonista que
se colocaría tras la máscara del murciélago, correspondiéndole esa tarea a un Val Kilmer que era ya algo más que una
estrella en ascenso, y empezaba a consolidarse en uno de los mejores momentos
de su carrera. Y con él se añadió un elenco de actores espectacular,
encabezados por Nicole Kidman, Tommy Lee Jones, Jim Carrey, Chris O’Donnell
o Drew Barrymore,
Y por último, y aquí es donde se
tuercen las cosas, se decidió un drástico cambio de tono en la película, tan
radical que se puede afirmar que los Batman de Schumacher no tienen nada que
ver con los de Burton. Más bien son todo lo contrario.
En Batman Forever hay más personajes, más villanos y más maniqueos,
colores brillantes por todos lados, actuaciones exageradas al nivel de parodias
por parte de casi todos los actores, llegando hasta el paroxismo en el caso de Jim Carrey como Riddler (Acertijo), y un tono general mucho más cercano a los
cómics dicharacheros de los años 60.
A todo ello hay que añadir que el
guión es confuso, y se suceden una tras otra escenas de dramatización de
personajes que rompen el ritmo de la acción, incluyendo tramas y subtramas que hacen
que el espectador no solo se pierda, sino que además se aburra.
El resultado, a pesar de tener tan
excelentes ingredientes de partida, es bastante birrioso.
Lo que no significa que la película
no fuera un éxito, y de hecho lo fue: si el primer Batman (1989) de Burton
recaudó 40.5 millones de $ en su estreno, Batman Forever consiguió vender hasta
52.8 millones de $ en entradas, y es la película de la serie con mayor
recaudación en ese apartado. Si bien en el acumulado histórico, con 162.8
millones de $, queda lejos de los más 250 M $ que recaudó el primer Batman de
Burton.
En conclusión: éxito de público para
una película que, siendo generosos, se puede considerar bastante mala.
Batman & Robin (1997)
Y como la máquina de hacer dinero
parecía estar bien engrasada, independientemente de la opinión de la crítica,
no se tardó mucho en estrenar una nueva peli de la serie, de nuevo con Joel Schumacher en la dirección.
En Batman Forever se estrenó Chris
O’Donnell, dando vida al side-kick de Batman,
Robin, y continuó su papel en esta.
Curiosamente quien cambió de rostro fue el propio Batman, pasando a ser interpretado por George Clooney, que hacía poco había realizado el por aquel
entonces difícil salto de la televisión al cine.
Como la cosa pareció haber funcionado,
se reiteró en la fórmula de Batman
Forever: muchos personajes y muy vistosos, mucho colorido, extravagantes diseños,
más gadgets para Batman… y ya puestos, también más ayudantes. En este caso
veremos aparecer a Batgirl,
interpretada por Alicia Silverstone.
Como villanos tendríamos a Arnold Schwarzenegger como un musculoso Mr. Freeze, que poco tiene que ver con el científico atormentado, psicópata y medio chiflado de los cómics; Uma Thurman como Poison Ivy, obligada también a sobreactuar; y un Bane directamente ridículo, llevado tan al extremo que no es más que una triste parodia, un bruto de encefalograma plano solo apto como Final Boss de videojuegos de scroll lateral.
Como villanos tendríamos a Arnold Schwarzenegger como un musculoso Mr. Freeze, que poco tiene que ver con el científico atormentado, psicópata y medio chiflado de los cómics; Uma Thurman como Poison Ivy, obligada también a sobreactuar; y un Bane directamente ridículo, llevado tan al extremo que no es más que una triste parodia, un bruto de encefalograma plano solo apto como Final Boss de videojuegos de scroll lateral.
Si de las cualidades cinematográficas
de Batman Forever se podría como
mínimo llegar a discutir, en Batman
& Robin no hay discusión posible: es horrorosa. Yo mismo, que jamás
había resistido ver más allá de unos pocos minutos seguidos las muchas veces
que la han dado por televisión, he sufrido bastante al tener que repasarla para
realizar esta reseña.
Con franqueza, no sé qué se puede
salvar para recomendarla.
Es tan mala, que de hecho el mismo George Clooney ha manifestado que, tras
participar en ella, se planteó muy seriamente qué diablos estaba haciendo con
su carrera, lo que le llevó años más tarde a apartarse de los blockbusters, y optar por proyectos más
personales.
Pero no crean que Batman & Robin fue un fracaso. De
hecho funcionó bastante bien en taquilla, y con 42.9 M $ en su estreno superó
los 40 millones del Batman del 89. Su recaudación histórica, eso sí, es la peor
de las cuatro; pero con todo y con eso, no parece que pueda considerarse un
fracaso comercial.
Aún así, las críticas fueron tan
crudas y unánimes que consiguieron desterrar a Batman de los cines durante 8
años, hasta que Christopher Nolan
consiguió llevarlo de nuevo a las pantallas con un reboot que devolvió su pisoteada dignidad al vigilante de Gotham.
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