lunes, 11 de abril de 2011

Motos de película: de 2008 a 2010

Cerramos por fin esta serie de entradas dedicadas a la aparición de motocicletas en las películas. Créanlo o no, pero en nuestra idea inicial teníamos pensada una entrada dedicada a, quizás, media docena de películas; pero empezamos a investigar, y un link llevó a otro, dimos con algún que otro blog dedicado al tema, alguna que otra base de datos... y hemos acabado hablando de hasta ¡32 películas! Y no diré que se han caído otras tantas, pero desde luego hay varias que tenían su interés, y que hemos dejado fuera por diferentes razones.

Les dejo con las películas con motos hasta el 2010, que destacan ya por la calidad de las escenas, de los interpretes, de la importancia de los filmes... o por varias de esas razones juntas.

Una magnífica selección, y un excelente final: patada abajo, y ¡GAS!

V's y destellos a todos.

Batman: Dark Knight (2008)
Batman siempre ha sido un geek, un apasionado por la tecnología, y por ende de los medios de transporte. A lo largo de su historia en los tebeos, la televisión y las películas, se ha montado en casi cualquier aparato que vuele, corra, navegue o se sumerja. Y no contento con el pret-a-porter, y haciendo uso de su vasta fortuna, se ha hecho fabricar unos cuantos ingenios dignos de cualquier científico chiflado; luego los ha pintado de negro para disimular que es un hortera de cuidado.

En la última película del enmascarado nocturno, aparece una versión más de la Batmoto que, por alguna extraña razón, se decidió bautizar como "Batpod". El nombre contiene el prefijo "bat", lo cual está bien, pero a mí eso de "pod"... como que no llega a convencerme.



Y así entre tú y yo, Batman, esas ruedas de tractor... ¿tú no vas mucho por carreteras de montaña verdad? A ver si salimos de vez en cuando de la autopista, hombre...

Y por cierto, si a Batman le van las motos, ¿no sucederá lo mismo con su alter-ego, Bruce Wayne (también conocido como Bruno Díaz)? ¡Pues claro que sí! He aquí la prueba:


¡Ajajá! ¡A Batman le van las italianas! Y no se le puede culpar por ello, ¿quién podría resistirse a los encantos de una MV Augusta F4?

X-Men Origins: Wolverine (2009)
En una entrada anterior nos metimos con el hecho de que en la adaptación cinematográfica de los X-Men, se presentara a Cíclope / Cyclops conduciendo una Harley Davidson, dado que no somos de la opinión que una motocicleta cuadrara con el carácter del Scott Summers de los cómics... por lo menos no con el de los primeros 250 números, o así.

No es ese el caso de Lobezno / Wolverine / Carcayú / Glotón / Arma-X / Parche... etc. A Logan sí le vemos a lomos de una motocicleta, y en la película dedicada al personaje una de las principales escenas de acción se desarrolla con nuestro mutante favorito montado en una Harley Davidson Hydra Glide.




Knight and Day (2010)
Es un dato conocido que a Tom Cruise le gusta montar en moto, y que a lo largo de los años ha adquirido una notable habilidad en su manejo. Ignoramos si adquirió esa afición en la esfera de su vida estrictamente privada, o en el curso del rodaje de las muchas películas en que ha participado. En todo caso, no parece arriesgado afirmar que es por esa razón que en varias de sus películas se le ve a lomos de motocicletas, como ya tuvimos ocasión de comprobar, y la última de sus producciones estrenadas hasta la fecha no es una excepción.

En esta especie de parodia de película de acción de superespías, donde comparte cartel con Cameron Díaz, ambos actores protagonizan una aberrante escena que mezcla los Sanfermines de Pamplona con las calles de Sevilla, en medio de una persecución motorizada en la que Cruise conduce lo que parece ser una Ducati Hypermotard.


Y digo "parece ser", y digo bien, puesto que en realidad se trata de una Aprilia SXV 550, a la que se ha acoplado el carenado de la Ducati. Por lo visto los especialistas prefirieron la Aprilia por ser más manejable que la Ducati... pero era Ducati la que pagaba por el product-placement, y he ahí el porqué de esta segunda aberración en la misma escena.

Por cierto, no sé si tienen ustedes costumbre de hacer acrobacias en moto, pero quisiera darles un consejo de amigo: nunca, nunca (pero nunca, ¿eh?), intenten utilizar una escalera como rampa de lanzamiento. Eso déjenselo a Tom Cruise.


Wall Street 2: Money Never Sleeps (2010)
En 1987 Oliver Stone dirigió una magnífica película. O cabría decir: otra magnífica película; porque después de Platoon (1986), enlazó casi de corrido una serie de títulos tales como Born on the Fourth of July (1989), JFK (1991), The Doors (1991), Heaven and Earth (1993), Natural Born Killers (1994), Nixon (1995) y, si me apuran, también incluiría Any Given Sunday (1999). De ese periodo me he saltado tres títulos, que dejaré que descubran por sí mismos, los cuales no me parecen al mismo nivel que los mencionados por razones diversas.

La película de 1987 referida al principio es, por supuesto, Wall Street.

Los años 80 fueron los años de los brokers, los agentes de bolsa que, enlazando series de operaciones especulativas, y representando a grandes fortunas, ganaban y perdían dinero a espuertas en poco tiempo, gracias a la implantación masiva de los sistemas informáticos en los mercados de valores. Grandes tragedias personales de ascenso y caída de gentes llevadas por la ambición se vivieron durante aquellos años, y Oliver Stone fue capaz de poner el objetivo en una historia que captó el espíritu del momento, con gran pulso narrativo y gracias a las excepcionales actuaciones de Michael Douglas y Charlie Sheen, que estuvieron soberbios.

La última década Stone ha sido menos prolífico, y se ha decantado más por el género documental o casi documental, y con la salvedad de la discutible Alexander (2004) (discutible en el sentido de que podríamos discutir sus aciertos y sus errores), en una valoración personal se podría salvar W. (2008), un tendencioso biopic sobre la figura y la administración del ex-presidente americano George W. Bush, y Wall Street 2, que encabeza este sinuoso texto.

Wall Street 2 retoma la historia que se inició en Wall Street, veintipico años después, pivotando sobre la figura de Gordon Gekko, el personaje interpretado en las dos por Michael Douglas. No obstante, el personaje protagonista es interpretado por Shia LaBeouf, conocido por sus trabajos anteriores en la saga de los Tranformers, y como sosias rejuvenecido de Indiana Jones en la última aventura del arqueólogo. En su momento, Charlie Sheen por lo menos había protagonizado Platoon, demostrando su valía.

Wall Street 2 no le llega ni a la suela de los zapatos a la original, aunque sí se reconocen algunas ideas y algo del tono de la primera, que hacen lamentar aún más que no se expriman todas las posibilidades de la historia, y que finalice de modo tan edulcorado.

Todo el pesado texto anterior, que imagino que no serán muchos quienes lo hayan leído con atención, para presentar la escena motociclista del film, que consiste en un duelo informal entre una Ducati Desmosedici RR y una Motoczysz C1, a lo largo de una carretera húmeda llena de hojarasca que atraviesa un bucólico bosque de Pennsylvania, Connecticut o quién sabe si Massachusetts.


Porque lo importante no es dónde está el bosque en sí, sino la elección de una carretera boscosa en otoño para el citado duelo. A nivel cinematográfico no negaré que da sensación de velocidad ver levantarse la hojarasca al paso de los vehículos, pero ver lo poco que inclinan las motos y la cautela con que se toman las curvas, como que rompe bastante la magia. Uno no puede evitar pensar que los especialistas decidieron que la escena no merecía jugarse el cuello para dinamizarla.

Pero es que argumentalmente, la elección del bosquecillo tampoco tiene mucho sentido, como veréis. El personaje de LaBeouf se chulea a su jefe, diciéndole que aunque se entrenara el resto de su vida, no conseguiría conducir una moto como él lo hace. El jefe, como todo gorila lomo plateado que dirija una empresa, se pica y le lleva en helicóptero hasta una ubicación desconocida para el citado duelo. Y digo yo, si tanta pasta tiene, ¿no hubiera sido más lógico alquilar un circuito para exprimir esas dos bestias pardas motocilistas? Sí, ya sé que le doy muchas vueltas a las cosas, pero es que tengo mucho tiempo libre.

Pero no son esas las únicas motos que aparecen en esta película, puesto que varias veces veremos a LaBeouf conduciendo su moto de calle (en la ficción), una bella Ducati Streetfighter, que siempre he considerado sospechosamente parecida a la MV Augusta Brutale.



Tron: Legacy (2010)
Y para cerrar el ciclo, acabamos con la secuela de Tron, de cuya competición de Lightcycles ya hablamos en la segunda entrada de esta serie.

Esta secuela despertó una notable expectación en su momento, y no hace tanto de ello, y por todas partes aparecían sus tráilers, diseños, y mods tronificados de casi cualquier cosa. También nosotros sucumbimos a esa moda... pero una vez estrenada la película: ¡puf! Nunca más se supo. ¿Será que la película no era tan buena como se esperaba, o acaso toda la expectación fue una respuesta entusiasta a una buena campaña de marketing?

Nosotros vimos la película, y debemos confesar que quedamos subyugados por el diseño, por las imágenes... pero la película como conjunto nos pareció, siendo generosos, bastante aburrida; y sólo un poco más soportable que la original.

Por lo que respecta a la historia, curiosamente, nos pareció bastante más interesante el metraje ubicado en la realidad que el ubicado en el entorno virtual.

Sea como fuere, volvieron las Lightcycles, y no podíamos dejar de incluir esta película, como muy adecuado colofón a esta serie.



Y aún a continuación, la escena motociclista que se desarrolla en el mundo no virtual, sino real, protagonizada por una muy material Ducati Sport 1000, perseguida por una BMW 1200 RT-P (policial).




Incluimos un Bonus final: un vídeo de Hollywood's Top Ten, con su selección de las 10 mejores escenas de películas con motos. Podréis ver algunas escenas que no hemos incluido y... er... 3 títulos que no aparecen en nuestras entradas; de entre los que cabe destacar "The World Fastest Indian", que cuenta la historia de Burt Munro, que se dedicó a modificar una Indian para superar el récord de velocidad en vehículo terrestre.


Pero, ¡ey!, coincidimos en la nº 1, que no podía ser otra que Easy Rider.

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