martes, 12 de octubre de 2010

Sitges 2010: Vanishing on the 7th street


Sin duda está película atraerá a no pocos espectadores por contar con tres rostros conocidos por el público, pero estoy convencido de que la mayoría de esos van a salir desencantados del cine.
Vanishing... cuenta con la presencia destacada en su reparto de John Leguizamo, Thandie Newton y de (atención, redoble de tambores) Hayden Cristensen, conocido por su trabajo en los episodios II y III de la saga Star Wars. Incluso se comete la humorada de llamar Luke al personaje que interpreta aquí (jijijí, Luke, jijijí). Hubieran querido llamarlo Anakin, claro, pero hubiera resultado demasiado obvio y fuera de lugar.


Lo malo es que el trabajo de ninguno de los tres, ni del resto de los actores, consigue salvar a esta cinta de ser de una pesadez plomiza insoportable, durante la visión de la cual parece que el tiempo no transcurra superado el primer tercio de metraje.




La cosa va de que, de buenas a primeras, en un parpadeo, toda la población desaparece. Se esfuma sin más, dejando atrás nada más que las ropas y complementos que vistieran en ese momento (y unos ecos de chillidos a lo lejos). ¿Qué lo ha causado? No se sabe. ¿Por qué permanecen en este mundo los protagonistas? Desconocido; o lo sería si en las frases y vídeos promocionales de la cinta no se hubieran cargado ese elemento de intriga. ¡Es que mira que hay que ser bruto, ¿eh?! Uno de los pocos elementos de interés que podía tener la película, al menos durante un rato, cual es el mecanismo por el que se puede sobrevivir, y se lo cargan desde el mismísimo cartel.

Pues bueno, dirán que ese no es el eje de la historia, que me quedo en lo superficial. Pues bien, ¿cuál es ese eje entonces? Porque si me van a decir que se trata de una película filosófica sobre la existencia o la condición humana, ¿para qué entonces lo visten de película de terror? Porque es una película de terror, ¿no? En la que los personajes intentan sobrevivir a una amenaza sobrenatural, ¿verdad? ¿Pero donde está el interés si no se da al espectador el más mínimo anclaje sobre qué es lo que ocurre realmente, lo que a la postre daría a los personajes la posibilidad de sobrevivir, y por ende lo que se conoce como suspense? No sé, ¿algo a lo que agarrarse? ¿Alguna conclusión, o siquiera una burda moraleja al final? Pues no, nada.
Resumiendo, el leit motiv de la historia podía tener cierto interés, pero dado que la idea no se desarrolla, ni se tiene intención de llegar a ninguna resolución, el conjunto de la película se queda en una vacuidad aburrida.

Esta película, no obstante, me ha servido para algo, y es para convencerme de que los hispanos son los nuevos negros del cine: 
Póngase en una película de Hollywood a un personaje hispano, uno de color y otro blanco. ¿A que sois capaces de deducir en qué orden van a morir? No es ningún chiste, es una triste realidad. Solo hay que tener en cuenta que, para que esta fórmula dé resultados precisos, los niños deben quedar fuera de la ecuación.
También podría argumentarse que la decisión depende de un factor de popularidad, de manera que la posibilidad de morir es inversamente proporcional a la popularidad del actor que interpreta al personaje; pero eso de la popularidad es tan subjetivo...


Ficha de Vanishing on the 7th Street en la web del festival.

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