domingo, 24 de octubre de 2010

Sitges 2010: Wir Sind die Nacht (We Are The Night)

Esta producción alemana nos introduce en el mundo secreto de un grupo de vampiras contemporáneas, mediante la iniciación de su más reciente pupila. Empezaremos conociendo a Lena, una joven de los suburbios de una gran ciudad alemana, que ante la desatención de su progenitora ha aprendido a ganarse la vida mediante el hurto. Su vagabundeo nocturno a la búsqueda del descuido ajeno la llevará hasta una oculta sala de fiestas, donde obtendrá mucho más de lo que esperaba.

Las vampiras de Wir Sind die Nacht son de naturaleza clásica, hasta el punto de que ni tan siquiera se reflejan en los espejos. Creo que desde el Drácula de Coppola no habíamos visto ese efecto en pantalla, abandonado probablemente por su inverosimilitud; pero puestos a aceptar el resto de características tradicionalmente asociadas a los chupasangres, ¿qué tiene de extraño una más? En este caso, además, esa característica las oculta de la visión de los dispositivos electrónicos, cual si se tratara de Mujeres-X tras la Caída Mutante (esta es una referencia que solo entenderán unos pocos), lo cual resulta muy útil en sus cacerías.

Por lo demás, la vida de estas hijas de la noche está envuelta en el lujo y el glamour. Un glamour europeo, mucho más elegante que el americano, sin duda ninguna, en el que cada integrante muestra un comportamiento y un estilo muy concreto y reconocible, que las define casi al instante sin que sea necesario dar muchas explicaciones. Si añadimos las voces originales en alemán, la originalidad del cuadro respecto a lo que nos hemos acostumbrado en los últimos años, está fuera de toda duda, y hacen de esta película un título imprescindible para los seguidores del género.

La historia pasa por diferentes fases sin brusquedades: la presentación de Lena, su conversión, la introducción al círculo vampírico, y las circunstancias que desembocarán en el final. Puestos a poner pegas, el hecho de que Lena acepte con casi total naturalidad su nueva condición no está suficientemente explicado. Se puede deducir la explicación, pero los elementos para tal deducción llegan tarde, y son poco convincentes. Y en lo visual, las escenas diurnas rompen la estética general; no tanto por ser diurnas -que también, aunque eso forma parte de la historia-, sinó por como están filmadas.

Wir Sind die Nacht tiene acción, tiene vampiras, tiene sangre, un argumento interesante y coherente, unas protagonistas atractivas por su aspecto y por su personalidad, y presupuesto suficiente para dotar al conjunto de un impecable aspecto. Hay que verla.


Ficha de Wir Sind die Nacht en la web del festival.

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