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Fernando de Felipe
Este autor iba camino de convertirse en uno de los grandes de la historieta española, pero parece haberse tomado un (larguísimo) alto en el camino, para dedicarse a menesteres más lucrativos (suponemos), y que le despiertan (imaginamos) mayor interés. Sin embargo, apostamos por que antes o después volverá a picarle el gusanillo, y nos sorprenderá con un nuevo trabajo.
Con un estilo caricaturesco, pero con una sólida base (no en vano estamos hablando de todo un señor Doctor en Bellas Artes), sus trabajos fueron volviéndose progresivamente más alambicados, más detallistas, hasta llegar al que ha sido su último trabajo en el mundo del cómic, ese inclasificable Black & Decker; inclasificable no porque no tenga referentes previos, si no precisamente por tener demasiados.
Lecturas obligatorias: ADN, Nacido Salvaje, El hombre que ríe
Más información: imakinarium, miradas de cine, juanroyo
André Franquin
Tal como yo lo veo, Franquin (1924-1997) fue uno de esos genios que aparecen sólo de vez en cuando. Y como suele pasar, algún aspecto de su personalidad (en este caso una notable tendencia a la depresión) impide que su talento explote hasta llegar a todos lo confines del mundo, como debería ser.
En todo caso, cualquiera de sus trabajos merece ser (como mínimo) conocido por los amantes del cómic, por la entrañable belleza y el detalle de sus dibujos, por la delicadeza de su trazo.
Se le conoce generalmente por ser el creador del personaje Spirou y de los personajes secundarios de esa colección, de los que destacaron el Marsupilami y Gastón Lagaffe.
Lectura obligatoria: los álbumes de Spirou (cualquiera de ellos), y en general cualquier cosa que surgiera bajo sus pinceles
Más información: franquin, lambiek, wikipedia
Carlos Giménez
Y lo dicho para André Franquin vale también para Carlos Giménez, un autor que, de no haberse dedicado a eso tan poco glamuroso de dibujar monigotes, ya tendría en su haber un montón de premios y reconocimientos del más alto rango. Circula por la red una iniciativa para solicitar para él un Premio Príncipe de Asturias. ¿Cuál? ¿Y qué más da? Como dice Santiago Segura, se los merece todos menos el de deportes, que ahí anda más justito.
En lo que a mí respecta, ya sólo por esa obra maestra de todos los tiempos que es Paracuellos, se merece un párrafo como el que acabo de escribir. Si a Art Spiegelman le concedieron el Pulitzer por "Maus", Carlos se merece otro. "¿Quién es ese Carlos Giménez? El de Paracuellos", debería ser un diálogo que no requiriera añadidos alrededor del mundo. "¿Steven Spielberg? El de E.T", "¿Stanley Kubrick? El de 2001". Y ya está.
Pero es que el tío ha hecho muchas otras cosas, y todas bien.
Lectura obligatoria: Paracuellos, Los Profesionales
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