Nuestra anterior entrada la dedicamos a la película Drive, dirigida por Nicolas Winding Refn y protagonizada por Ryan Gosling, y esta la dedicamos a Driver San Francisco, la última entrega de la ya clásica serie de videojuegos, en esta ocasión de la mano de Ubisoft. Ambos trabajos tienen ciertas similitudes, con un notable gusto por el cine de los años 70, y muy particularmente por las persecuciones automovilísticas, y un aire retro a pesar de que se desarrollan en la actualidad.
Aquí se acaban las similitudes, hasta el punto de que el título de Ubisoft incluye un elemento propio del cine fantástico, cuya exacta naturaleza no se desvelará hasta el final de la historia que se nos cuenta.
En Driver encarnaremos a un detective de San Francisco que, tras sufrir un grave accidente en el curso de una persecución, y mientras yace en coma en la cama de un hospital, experimenta un extraño fenómeno que le permite trasladar su mente al cuerpo de cualquier conductor de la ciudad. Esta capacidad, denominada "Shift", aporta una mecánica de juego nunca vista, conviertiendo a Driver en un original sandbox de conducción, merced al cual podremos movernos libremente por la ciudad de San Francisco, siempre a manos de un vehículo. A excepción, por supuesto, de los límites diseñados por los programadores, incluyendo un factor de progresión gracias al cual paulatinamente accederemos a mayores zonas de la ciudad, y a mejores vehículos.
La mecánica de juego es francamente divertida, y la conducción, si bien claramente arcade, resulta competente y verosímil; o por lo menos lo suficientemente bien implementada como para no ofender a los puristas.
La historia no es ninguna maravilla, y tiene incongruencias que harán fruncir el ceño a más de uno, pero si tomamos las misiones principales una por una, y nos limitamos a resolver los retos que nos plantean, resulta lo bastante interesante como para no perder el interés a lo largo del juego.
Se nos proponen también toda una serie de misiones secundarias, gracias a las cuales obtendremos puntos que nos permitirán adquirir nuevos vehículos y mejoras.
Por último, gracias al uso de la mecánica del Shift, el multijugador competitivo presenta algunos modos de juego inéditos y razonablemente divertidos, si bien al cabo de no mucho se hacen aburridos, e incluso resultan escasos, a pesar de incluir también un factor de evolución.
Y ante todo, una vez superado el modo historia y las misiones secundarias que nos resulten más interesantes, no contiene suficientes elementos como para seguir jugándolo, ni tan siquiera en el multijugador.
En resumen, Driver San Francisco es un juego divertido y con un punto de originalidad, franco y sin fallos técnicos, al que vale la pena dar una oportunidad si lo podéis conseguir a buen precio; porque si bien todo lo que hace lo hace bien, le falta un algo más para considerarlo imprescindible o un título de primera fila.
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