Como decíamos hace un par de meses, estamos viviendo unos días muy interesantes para los aficionados a las series de televisión. En ese tiempo la parrilla americana no ha variado mucho en cuanto a títulos, si bien alguna ha entrado en letargo hasta la próxima temporada, alguna otra ha reaparecido, y han nacido otras que apuntan buenas maneras. Así que vale la pena realizar una actualización:
Big Love: ha finalizado recientemente su cuarta temporada, y nos ha dejado algunos capítulos memorables y una calidad general de la temporada bastante buena, pero muy lejos de las altísimas cotas de dramatismo que se alcanzaron en la tercera. Claro está que para mí esa tercera temporada de Big Love es una de las mejores que se hayan emitido nunca en el mundo de las series en general. Así pues, podemos resumir nuestras impresiones en que ha sido una buena temporada, con destellos brillantes y que, sobretodo, tiene un final que obliga a un cambio de rumbo, tono y tipo de conflictos para la quinta, augurando un universo de posibilidades. Todo está en el aire, todo es susceptible de cambio. ¡Eso es un cliffhanger, amigos!
Cáprica: se han emitido ya nueve capítulos de esta nueva serie, precuela de Battlestar Galactica, y parece que ya ha mostrado sus cartas. En primer lugar hay que destacar que tiene personalidad propia, y que no se asemeja a aquella ni en el tono ni en la ambientación, así que puede ser juzgada sin compararla. Sus primeros capítulos fueron algo titubeantes, presentando el planteamiento de arranque y las tramas que la sustentan de forma quizás demasiado parsimoniosa. Una vez establecido el marco, la historia ha empezado a andar por sí misma; no engancha tanto como BG, pero tiene méritos propios. Hay que hacer mención especial a la ambientación, extraordinariamente cuidada en todos los aspectos, tanto de diseño como de fotografía. Creo que esta serie, si las cosas van bien, será más valorada a su final que durante el propio desarrollo, pero ya se verá. De momento, vale la pena seguirla, aunque quizás le falte algo de carga dramática. En cualquier caso, se trata de una muy buena serie de ciencia ficción.
Damages: en su tercera temporada, esta serie repite la fórmula que le ha funcionado en las dos anteriores, presentando de forma recurrente flashes de acontecimientos futuros, que nos hacen preguntarnos cómo se llegará a esos hechos. La trama se centra en la investigación de un fraude financiero, tomando como modelo el perpetrado por Richard Madoff, y los oscuros manejos que se llevan todos los personajes, cada uno en su rol. Glenn Close vuelve a estar espléndida, y a mí me empieza a sobrar la otra intérprete principal, Rose Byrne; veremos si, según parece, su personaje cobra mayor protagonismo en la recta final, pero me da la sensación de que en esta temporada se podrían haber ahorrado su presencia.
How to make it in America: esta es una serie nueva, que en capítulos de veinticinco minutos nos muestra el ascenso en el mundo de la moda de Nueva York de un diseñador freelance. Va por su sexto episodio, pero hasta ahora solo hemos visto los dos primeros. De momento transmite buenas sensaciones, también con excelente fotografía, buena ambientación y unos guiones muy naturales y coherentes. Sin abogar por el drama ni el humor, sino con un tono bastante realista y convincente, se deja ver sin esfuerzo.
The Big Bang Theory: ¿qué decir de una de nuestras series preferidas de todos los tiempos? Las interrupciones semanales que ha sufrido su emisión han permitido que a estas alturas aún persista la emisión de su tercera temporada. Aunque evidentemente hay capítulos que por diferentes razones nos han gustado más que otros, todos son excelentes, y cada uno de ellos puede ser considerado como el mejor, dependiendo de cada espectador. Por supuesto habrá a quien no le guste, pero nadie que la disfrute puede dejar de recomendarla. Apta para muchos tipos de públicos.
The Pacific: con el primer episodio ya hubo quien la puso a la altura de Band of Brothers (Hermanos de Sangre); hombre, las similitudes son evidentes, pero no es recomendable lanzarse a la piscina sin siquiera comprobar la temperatura del agua. Visto ya el segundo episodio, las sensaciones son buenas, pero hay que dejarle espacio para que evolucione y veamos a dónde nos quieren llevar. En estos primeros episodios se nos presenta la crudeza de los combates en la isla de Guadalcanal, y quizás precisamente por ello al desarrollo de personajes le ha faltado algo más de profundidad. Seguro que volveremos a hablar de ella.
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