viernes, 21 de octubre de 2011

Sitges 2011: Drive

Drive es puro cine, como hace años que no veíamos.
Drive es una película obligatoria para todo aficionado al buen cine.
Drive es un clásico instantáneo y de culto.
Drive tiene un protagonista icónico inolvidable.
Drive nos retrotrae a algunas de las mejores películas de acción de los años setenta.


Drive es una delicia que no podéis dejar de ver.
Ahora bien, que nadie piense que va a ver una especie de The Fast & the Furious con un guión consistente. De hecho en los USA, donde son tan aficionados a judicializar las cosas, hay quien ha presentado una demanda contra los productores por publicidad engañosa, porque esa es la impresión que se llevó al ver un tráiler, y se encontró con algo muy diferente. Se non è vero è ben trovato.
En Drive hay persecuciones en coche, pero no ocupan muchos minutos.
En Drive hay violencia y acción, hasta el punto que la sangre llega casi a salpicar la pantalla, pero no es violencia gratuita ni simbólica, está bien dosificada y no es el eje de la película.
La historia que se nos cuenta en Drive no es particularmente original ni compleja. Podría explicarse en pocas líneas, y podría formar parte de un capítulo de cualquier serie procedimental de segunda fila.
¿Y qué hace que Drive nos haya fascinado tanto, a nosotros y a muchos otros?
Sin duda la respuesta está en el modo de explicar la historia, en que con gran economía de diálogo se consigue que los personajes muestren una gran paleta de emociones, desde la profunda ira a la ternura inocente, y que el espectador sea capaz de captarlo y empatizar con ellos.
Además, con su ritmo a menudo pausado, con silencios y tiempos muertos cargados de tensión, hacen que cuando la acción estalla tenga significado y un auténtico impacto. Incluimos a continuación un vídeo con parte de la persecución que veremos en los primeros minutos de la película, que ejemplifica perfectamente a qué nos referimos:


Si son observadores habrán notado como la música acompaña y matiza la secuencia, y es que su banda sonora es también un elemento esencial en Drive. No es este un aspecto en el que nos fijemos, excepto en casos muy concretos, pero es algo que en esta ocasión no se puede dejar de mencionar. A continuación os incluimos tres clips pertenecientes a la banda sonora, y que a poco que os fijéis vais a oír muy a menudo de ahora en adelante.
Sin desmerecer las otras dos, mi melodía favorita es la primera; apela a mi lado más tierno (snif).
Respecto a los actores, existe un consenso general al que nos añadimos, respecto a que el trabajo de Ryan Gosling es soberbio; lo cual no deja de ser paradójico, porque en realidad tiene más bien poco texto, y su actuación se basa en la sutileza y principalmente en expresión facial. Pero todo lo que envuelve a su personaje, el misterio que encierra, ese halo de tristeza permanente que le acompaña, hacen de él algo tan poderoso, tan icónico, que no podemos dejar de ligarlo a su interpretación.
Carey Mulligan le da la réplica, y es el interés romántico de la cinta. Su personaje y su actuación son también perfectos, y sin ellos la película no sería la que es; son el anclaje y el McGuffin de toda la historia.
En positivo también quisiéramos mencionar a Oscar Isaac, en el papel de marido del personaje de Cary Mulligan. A pesar de ser el actor de menos cartel de todos los intérpretes, a nuestro parecer hace también un gran trabajo que tiene que ser reconocido, por encima de otros rostros más conocidos.
Y entre esos rostros conocidos que no llegan al nivel interpretativo de los tres mencionados hasta aquí, están Ron Perlman (Hellboy, Sons of Anarchy), Bryan Cranston (Breaking Bad, Malcom in the Middle), Cristina Hendricks (Mad Men) y Albert Brooks (secundario recurrente desde los años 80).
Drive es una de las tres películas de este 2011 que mejor hemos valorado en nuestra clasificación personal, junto a títulos tan diferentes como The Woman (de la que hemos hablado hace poco) y X-Men: First Class. No podemos dar mejor recomendación.

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