martes, 11 de octubre de 2011

Sitges 2011: The Divide

Una mujer parece mirar hipnotizada u horrorizada a través de una ventana. Cambio de plano, y vemos una enorme explosión al fondo de la imagen, en medio de una ciudad, con el Empire State en primer plano. Volvemos al plano anterior, y un hombre tira de la mujer, uniéndose ambos a un grupo de gente que baja corriendo y chillando por la escalera de un edificio. Al llegar a la puerta de la calle, la acumulación de personas les impide salir al exterior, y siguen bajando hacia el sótano, principalmente llevados por el pánico, lo cual resulta ser una decisión afortunada, puesto que quienes se amontonaban en la salida intuimos que han sido vaporizados al alcanzarles la onda expansiva. La pareja y otro puñado de personas llegan a una puerta que un hombre intenta cerrar; ante la presión del grupo acaba cediendo para dejarles pasar, tras lo que cierra y sella la puerta de lo que parece ser un refugio.

Poco más o menos, si la memoria no me ha fallado, les acabo de explicar no mucho más allá de los primero 30 segundos de The Divide, la última película del director Xavier Gens, quien en 2007 dirigió Hitman. ¿Quieren saber más? Sigan leyendo.

El hombre que cierra la puerta resultará ser el encargado de mantenimiento del edificio, que en el sótano donde parece ubicarse la lavandería y otras dependencias, se ha preparado un pequeño refugio, con algunos víveres y unas mínimas comodidades para un posible encierro. No parece haber tenido intención de acoger a más personas en caso de una hipotética hecatombe que al final parece haberse producido, pero ante el temor de ser contaminados por la radiación en caso de abrir la puerta, entre todos deberán soportarse unos a otros mientras dure su encierro forzado, a la vez que intentan comprender lo que ha sucedido. No podrán hacer mucho más que elucubrar, dado que ninguno parece saber más que lo que el propio espectador ha visto, más allá de las teorías conspiranoicas del encargado.
El grupo consta en total de 8 adultos y una niña, y he aquí uno de los atractivos de The Divide, puesto que, unos más y otros menos, están interpretados por rostros conocidos.
Entre los más veteranos, destacar por supuesto a Michael Biehn, cuyo rostro ha quedado indeleblemente ligado a su participación en Terminator, interpretando al que resultará ser el padre de John Connor, y al marine que sobrevivirá más metraje en Aliens.
Otros preferirán destacar a Rosanna Arquette, de larga y prolífica trayectoria, de quien podríamos citar la participación en títulos tales como Crash (1996) de David Cronenberg, Pulp Fiction (1994) de Tarantino,  o Fathers & Sons (1992) junto a Jeff Goldblum.
Entre los más jovenes, destaca Milo Ventimiglia, quien tras su participación en series televisivas como Heroes, The Bedford Diaries y The Gilmore Girls, ha ido encadenando su participación en varios películas.
En definitiva, una serie de secundarios de lujo que en The Divide irán tomando más o menos partido según se desarrolla la acción. No nos atrevemos a entrar demasiado en la valoración de sus trabajos aquí, puesto que probablemente acabaríamos desvelando elementos de la trama, y es preferible ver esta película con el mínimo de información posible.

Sí habrá que decir, no obstante, y principalmente para que nadie se lleve a error, que The Divide consta de dos fases muy claramente diferenciadas.
La primera, que dura unos 20 minutos, es donde se sitúan las imágenes promocionales que tal vez hayáis visto (en el cartel, sin ir más lejos), con personajes en trajes con escafandras y portando rifles, que auguran una película de acción y ciencia ficción.
Hay que tener claro que el resto de la película consiste en las tensiones entre los personajes dentro del refugio, que dependiendo el montaje que veáis durará más o menos. En nuestro caso, en la proyección vista en Sitges, esa parte fueron unos 95 minutos que, francamente, llegaron a hacerse algo pesados.
Cuando hablamos de películas de gente encerrada, suele haber dos opciones: o se llevan bien y colaboran, o todo lo contrario. En The Divide, como en la mayoría de esos casos, sucede más bien esto último, y por ello hay que advertir que contiene momentos bastante salvajes.
La sensación final que nos deja, es que se hizo más bien larga, y que en nuestro caso hubiéramos cambiado gustosamente minutos en el refugio, por minutos de acción con rifles y trajes de escafandra. Tal como ha quedado, la película tal vez sea menos tópica, pero deja demasiados interrogantes en el aire.

El director presentó la película antes de la proyección, y manifestó que se rodó en solo 7 días, lo que parece implicar que no se iba muy sobrado de presupuesto, y que es por ello que se optó por la opción del refugio antes que la de los trajes. Esa es una película que nos hacía ilusión ver y que, de forma más o menos tendenciosa, se pretende vender, pero que probablemente no llegaremos a ver nunca. No digan que no les avisamos.

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