Al salir del Auditori del hotel Melià, la sala grande del festival de Sitges, tras ver esta película dirigida por el para mí desconocido Lucky McKee, he pensado que esta es justo el tipo de película por la que llevo yendo al festival desde hace ya bastantes años.
The Woman es una película cuyo futuro recorrido comercial es, como mínimo, dudoso, dado que no se trata de una gran producción hollywoodense que vaya a tener una fuerte promoción. En el mejor de los casos, podrá ser rescatada por el boca-oreja al que, modestamente, esperamos que contribuyan estas líneas.
Es además una película de terror, cosa que de unos años para acá, por extraño que suene, cada vez es menos común en el festival de cine fantástico y de terror, desde que se abrió a otros géneros. Pero resulta que, aún teniendo "monstruo", el terror de The Woman tiene mucho más de sicológico que de horroroso. Aunque horror hay bastante, desde luego. Si se habla de humor inteligente, ¿podemos hablar de "terror inteligente"? Si es así, The Woman lo tiene.
Y por último, es una de esas películas que, en los festivales, se van a ver más porque convienen al horario que uno se ha programado, que porque se tenga interés o expectativas reales al respecto. Una película de la que no sabía apenas nada más allá de la sinopsis y que me ha dado mucho, mucho más que lo poco que esperaba de ella. Vean por qué.
Y por último, es una de esas películas que, en los festivales, se van a ver más porque convienen al horario que uno se ha programado, que porque se tenga interés o expectativas reales al respecto. Una película de la que no sabía apenas nada más allá de la sinopsis y que me ha dado mucho, mucho más que lo poco que esperaba de ella. Vean por qué.
Antes de los primeros créditos, la película nos mostrará algunas escenas cotidianas de una mujer en estado aparentemente salvaje, realizando diferentes acciones en el bosque. Tras el título y los créditos esenciales, la escena cambia completamente, introduciéndonos en una típica fiesta americana en la piscina, con barbacoa y los padres tomando cervezas mientras un puñado de niños y adolescentes juegan y se molestan a su aire. No tardaremos mucho en conocer a la familia en la que se centrará el resto de la película, y con unas pocas frases y secuencias ya intuiremos que, a pesar de las felices apariencias, algunos problemas familiares bullen bajo la superfície.
Más tarde conoceremos el hogar familiar, una casa con finca bien cuidada, apartada del pueblo, donde vive la familia formada por los padres y sus tres hijos: una joven a punto de ir a la universidad, un muchacho entrando en la adolescencia, y la niña pequeña de unos seis o siete años.
Al poco, cuando sale a practicar la caza deportiva, el padre se topará con la mujer salvaje del principio y, he aquí cuando las cosas se vuelven raras de verdad, decide capturarla para civilizarla. Contado así, podríamos estar ante una historia como la de Nell (1994), protagonizada por Jodie Foster, o L'enfant Sauvage (1969) de François Truffaut. Pero si en estos dos títulos la tarea de civilización de los salvajes corría a cargo de médicos sensibles con un método, en The Woman esta tarea es arrogada por una especie de abogado de pueblo, que decide encerrar a la mujer en un sótano, atarla de pies y manos, y someterla mediante la intimidación. ¿No suena precisamente igual, verdad?
Según avanza la narración, la película va desvelando más y más sorpresas, secretos insinuados pero ocultos hábilmente, hasta mostrarnos un escenario mucho más horrísono de lo que razonablemente podíamos esperar.
Si les va el género de terror, no pueden dejar de ver The Woman. En serio.
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