Los que ya tengáis una cierta edad, recordareis que en los antiguos reproductores de vídeo o audio de cinta magnética siempre había una tecla que rezaba "FFWD", así como otra que ponía "RWND". En los modernos aparatos de la era digital, a menudo se opta por un icono con dos flechitas, o se ofrece una traducción al idioma. Comoquiera que sea, mediante el antiguo arte del ensayo y error, era fácil descubrir que FFWD equivalía al avance rápido. Solo con el paso del tiempo descubrimos que esas eran las siglas en inglés de fast forward, que significa... bueno, "avance rápido".
A lo que voy con toda esta disgresión, es que con la serie Flash Forward, a menudo me descubro añorando la tecla de nombre tan parecido al título. Porque si bien es cierto que a partir del capítulo 7 parece que la cosa se va centrando, y vamos descubriendo de qué va la famosa "conspiración"... vamos, que la cosa se anima; siendo eso cierto, como digo, luego te sueltan un capítulo como el 9º (recién salido en USA), y te dan ganas de que no hubiera existido nunca, de apretar FFWD y saltar directamente al siguiente.
Que sí, que vale, que está muy de moda eso de ir soltando información en cuentagotas para que en el último capítulo, ¡oh, maravilla!, todo cuadre de forma asombrosa. Yo estoy a favor de eso tanto como cualquiera, no en vano tengo en mi estantería la colección completa de Sandman, y sufrí y me deleité a la vez durante años con los X-Men de Chris Claremont. Pero lo que los guionistas parecen olvidar es que, en ese proceso, es esencial mantener el interés.
En pocas palabras: ¡me aburroooo! (dígase con la entonación de Homer Simpson).
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